martes, 8 de agosto de 2017

#lunesparaimaginar: Danza

#lunesparaimaginar, 7 de Agosto en Escuela cursiva en Facebook


 A partir de gif: http://gph.is/2cga6I4

"Apenas les dio tiempo a terminar de enterrar el cadáver del violador cuando vieron aparecer los primeros bañistas del día. Armados con sus sombrillas, avanzaban hacia la orilla dispuestos a conquistar la primera línea de playa. Una mano asomaba aún en la arena, como un grotesco saludo de bienvenida, y embriagadas de adrenalina iniciaron una estúpida danza febril, cubriendo de arena la delatora extremidad con cada nuevo compás."

Yolanda Fuertes

viernes, 4 de agosto de 2017

Mi madre es una bruja


Mi madre es una bruja, sin capirucho negro ni verrugas. Mi madre despierta al alba y se ríe de las arrugas.
En su pelo azabache y largo, un hada olvidó un peine varado. Cayó la nieve en la cima, de plata y ceniza.
Lleva el bosque en la mirada, en ocasiones soleado, lluvioso cuando se enfada. Se ilumina con el pelo dorado, se apaga con el ocaso.
Huelen a naranjas sus manos, a castañas mojadas su regazo. Huele a otoño y hierba cortada, a lluvia en el acantilado.



Mi madre es una bruja, sin escoba ni gato negro. Mi madre hace seiscientas pociones en un mágico caldero.
Luce su piel moteada por culpa de un millón de hormigas, cuyas patas dejaron sus marcas. Del color de la tierra, de fértil tierra mojada.
Es bosque y es mar, es arena, madera y roca. Es fuego y es sal, es la brisa que apenas te roza.
Es adivina de zozobras que pesan en la mirada. Todo lo sabe y todo lo da, para proteger a su hada.

Mi madre es una bruja, sin bola de cristal ni mentiroso espejo. Mi madre hace conjuros, de amor en cada beso.
De niña tiene el alma, herida por feos ogros. Se siente a salvo en su rama, lejos del mundo y sus oscuros fosos.
De roca tiene la voluntad, combate a dragones y gigantes. Olvida su pesar, con yelmo de voces danzantes.
De caramelo tiene el corazón, tierno, dulce, acogedor. Un hada quedó allí dormida, mecida por su rítmico son.


Mi madre es una bruja, sin zapatos de hebilla ni picuda nariz. Mi madre es una bruja, yo su hada feliz.

Yolanda Fuertes. El hada de la bruja piruja.

Publicado en  No todo son noches sin dormir el 29 de Abril de 2017.

#historiasdelibros: Mi primera vez

 Publicado el 22 de Abril de 2017 para el concurso de ZENDA. Autores, libros & cía.

Mi primera vez



Ya no me satisface. Y no es que no sienta ya placer, no es eso. Pero ya no me deja el alma en llamas. Ya no siento esa urgencia, esa imperiosa necesidad del aquí y ahora. De no poder demorar ni un instante el deseo que debe ser satisfecho en cualquier momento y lugar. En el transporte público, a escondidas en el trabajo, en la calle a plena luz del día. Y esa anunciada tristeza unos instantes después de llegar al clímax, la petit mort que sucede al desenlace y que sólo desaparece con la llegada de una nueva aventura.

Es la de ahora una pasión más sosegada y dominada por la razón. La edad y la experiencia quizá me hayan hecho más exigente. Es un placer a pequeños bocados, que se deshacen lentamente, disolviéndose en infinidad de matices que antes no era capaz de apreciar del todo. Añoro esa oleada de sensaciones que arrasa con todo a su paso.

Esa primera vez, que fue el inicio de tantos momentos de placer a solas, tuvo lugar a los 15 años. Cuanta simbología encierra esa edad, que da paso a una adolescencia más  rotunda y evidente que nos aleja ya definitivamente de la niñez. 

Desde muy niña había ya coqueteado con unos y otros, en eso debo reconocer que fui muy precoz. Ibáñez fue de los primeros, me lo presentó mi padre hace tanto tiempo ya, y me hizo dar mis primeros pasos, aun hoy lo sigo disfrutando. Roal Dahl me marcó para siempre. Michael Ende, Enid Blyton, Andersen y muchos otros de quien no recuerdo el nombre, amores fugaces que me dejaron sin embargo una huella indeleble. Pero ya no me llenaban como antes. 

Me sentía aburrida, una tarde de tantas. Los jóvenes de hoy en día no saben lo que es. Aburrirse digo…no lo saben. Yo me esfuerzo de vez en cuando en que mis hijos se aburran, por aquello de que no se les enquiste la materia gris. ¡Cuántas grandes ideas salieron del aburrimiento más atroz! Me aburría como digo y salí de mi cubil, ojo avizor, olfateando el aire en busca del más mínimo acontecimiento que alterase la monotonía de mi incipiente vida. Y allí estaba él, esperando en la biblioteca que presidía el salón. Demasiado mayor para mí, pero los de mi edad ya no tenían nada que ofrecerme. Tan maduro, tan elegante, con tanta experiencia, con tanto vivido. Me dejé seducir. Me acerqué a él nerviosa, expectante ante lo que me podría ofrecer. Regresé a mi cuarto y me deslicé bajo las sábanas con él y supe desde el primer momento que me quedaría atrapada en sus redes para siempre. No podía parar,  día y noche rendida a ese nuevo placer.

Otros muchos pasaron por mi vida a partir de entonces que me hicieron perder la razón, y encontrarla al mismo tiempo. Y aunque la fogosidad y la lujuria juveniles dieron paso a relaciones más sosegadas y escogidas en mi madurez, Don Arturo siempre me hizo perder el control. Con cada nueva entrega sé que voy a volver a vivir aquella pasión desenfrenada que sólo él sigue provocándome con la misma intensidad de aquel primer libro. La tabla de Flandes.


 Mi primera vez. De Yoli Yolanda para el concurso #historiasdelibros de Zenda Libros

Obra registrada con licencia Creative Commons. Código de registro: 1704221883761

Publicado en No todo son noches sin dormir el 22 de Abril de 2017.

Yolanda Fuertes.

Microrelatos: #martesmge y #lunesparaimaginar



Hay dos webs (Me gusta escribirEscuela Cursiva) que a través de las redes sociales,  ofrecen a lectores venidos a más y necesitados de cariño y halagos como una servidora, discretos retos y concursos de escritura de microrelatos. Grandes historias en frascos pequeños.
Unas veces sortean alguna cosilla, novelas mayormente, otras no, salvo el placer de ser leído. Ya saben...los halagos y eso que comentábamos antes.
Bajo el hashtag...he tenido que mirar la palabreja en google, no se crean que me las doy de internauta experta... Como decía, bajo el hashtag #martesmge la página "Me gusta escribir" propone cada martes (¡Qué sorpresa!) un inicio de un relato que contiene siempre la palabra...¡Tachán!: martes.
El reto consiste en acabarlo en menos de 140 caracteres y plasmar la obra en un comentario en Facebook o una entrada en Twitter. Los fines de semana, a veces proponen también algún que otro reto, el hashtag incluye siempre mge.

En "Escuela cursiva" suelen proponer bajo el hashtag #Lunes para imaginar, algún reto en el que se da también alguna frase e imagen para iniciar un relato. También propone concursos para realizar relatos en menos de 100 palabras sobre un tema determinado.

Me está resultando divertido, hasta niveles cuasi adictivos, y como soy una persona radicalmente fiel en mis afectos, no quería dejar de lado mi blog en este frenesí creativo, así que ahí va un recopilatorio de lo escrito hasta la fecha. En negrita cursiva los temas o frases propuestas.

¡Venga va! No me sean perezosos, son cuentos en mono dosis que se leen en un plis plas. Y si les gusta y me lo quieren decir, pues adelante... Ya saben...los egos desproporcionados y eso que comentábamos antes...
 

#martesmge

“Aquel martes en el bosque…

…el aire frío me ardía en los pulmones, mi corazón asomaba en la garganta, las sienes y los oídos palpitaban a punto de estallar, una sola idea en mi mente desbocada, alcanzar la carretera." 

…mis pies desnudos se hundieron en la tierra, mi piel encalleció, mis brazos se alzaron cubiertos de hojas buscando el sol y tú anidaste para siempre en mí."

…Obélix cazaba jabalíes mientras Frodo buscaba su dorado tesoro, David cabalgaba a lomos de su zorro para socorrer al conejo que nervioso miraba su reloj, llegaba tarde a su cita con la bruja que a gritos discutía con el lobo feroz, tal era el bullicio aquel martes en el bosque que a todos, enojada, ordené bajar la voz.
—Intento leer mi cuento, guarden silencio. ¡Por favor!"

“Aquel martes en la biblioteca…

… leía por última vez el Quijote mientras fuera, el mundo agonizaba arrasado por gigantes.”

15-Nov-2016

“Te canté un martes y …
… sonreíste rendida ante mi inocencia, mis sonrosados mofletes, mi párvula voz que desafinada te cantaba la canción del cole una y otra vez.”

22-Nov-2016

#mgetita

“Querido diario, discúlpame por no haberte estrenado antes, pero es que sentía que no tenía nada interesante que escribir, sin embargo, hoy pasó algo que creo va a cambiar mi vida...

…la muerte me ha mostrado lo que es verdaderamente extraordinario, digno de tí." 

...la operación ha sido un éxito, me retirarán las vendas y verán por primera vez mis ojos ese rostro que en tantas ocasiones vieron mis manos, ese rostro que tantas veces soñé."

…..., arrojé mi teléfono móvil, se partió en mil pedazos y fui consciente de mi soledad, y de por qué tus páginas han permanecido vacías."

13-Nov-2016

 #Lunesparaimaginar

“Esta luz no es real…
Esta luz no es real. Los destellos de las explosiones van en aumento desde que sonó la sirena. Tendría que haber seguido a Marisa al refugio antiaéreo esta noche. ¿Por qué no lo hice? Las imágenes se me agolpan como una pesadilla de la que no puedo despertar. Los pasillos estrechos, la proximidad de otros cuerpos, el olor a sudor, la falta de aire… Las paredes se cierran contra mí con sus carteles pintados en rojo: “Guarden el mayor orden y serenidad posible”. Esta luz no es real, y quizá sea el final.

"Reescribe el cuento de Caperucita Roja" en un máximo de 100 palabras:
El puro de Abuelita estaba produciendo una densa niebla en aquel cuarto. Con las ventanas cerradas, la luz débil de un candil apenas iluminaba el tapete verde donde descansaba la escalera de color. No podían arriesgarse, el cazador rondaba el bosque por culpa de Cerdito, el muy bocas se fue de la lengua poniéndole sobre la pista de las timbas clandestinas.
Lobo no lo vio venir, estaba convencido de que esa niñata iba de farol. Caperucita reía con descaro.
— Ya sabes lo que toca Lobo. ¡Te vestirás con el camisón de Abuelita y subiremos la foto a Facebook!

Publicado en No todo son noches sin dormir en 20-Nov-2016.

Yolanda Fuertes.

Bajo licencia. Código de registro: 1611229880718

#historiasdemiedo: Moira


 En Octubre del año pasado me presenté al concurso #historiasdemiedo de la web literaria ZENDA. Autores, libros & cía. con esta historia.
Hoy la rescato para mi blog. Os presento a...


Moira



- Aún no ha vuelto la partida de caza. Ha atacado otro rebaño. No salgas hoy, es peligroso.
- Sabes que debe recogerse al anochecer, además no conseguirás tener el ungüento a tiempo, Filomena vendrá mañana por él - apenas había terminado de hablar cuando cerró el portón de madera tras de sí. Aún alcanzó a oír la última súplica de la anciana ya como un vago rumor.

Respiró profundamente llenando sus pulmones de aire frío, cubrió con su capa su larga melena negra veteada ya de canas  y comenzó a alejarse de la casa como hacía cada noche. Necesitaba alejarse del afán protector de su madre por unas horas. Sentirse arropada por la oscuridad del bosque, donde nadie podía hacerle daño, donde no sentía miedo.
 

- Moira...Moira...-le gustaba susurrar su propio nombre, que era también el de su madre, el de su abuela, el de una larga estirpe de mujeres que se remontaba a un tiempo en que no precisaban ocultarse, en que las mujeres como ellas eran veneradas y respetadas, se adoraba al sol, a la tierra y a la lluvia. A la vida.

En la aldea se la conocía como Martina. Su madre llegó allí mucho tiempo atrás llevando a Moira en su vientre. Maltrecha, apaleada, torturada y desterrada de su pueblo natal. Haciéndose pasar por viuda consiguió salir adelante trocando remedios para distintos males por lo imprescindible para sobrevivir. Conocía los secretos de las plantas, sabía cómo traer una vida al mundo, sabía cómo impedir que viniese, sabía del amor, del sexo y de la muerte.
Cuando dio a luz a Moira sabía lo que le esperaba. La maldad e hipocresía humana. Quería protegerla de la esclavitud y el sometimiento a la ley de los hombres. Pero ¿cómo proteger a su hija del precio que las mujeres como ella pagaban por su libertad? Ocultó su verdadero nombre por otro común en el pueblo y la mantuvo alejada de la gente.
Moira creció aprendiéndolo  todo de su madre. Aprendió también a ocultar sus dones, a ocultarse bajo los ropajes de luto y no llamar la atención. Pero su naturaleza salvaje pugnaba por salir.

Seguía avanzando sumida en sus pensamientos. El camino apenas se divisaba ya entre las hojas caídas y los helechos. Oía a lo lejos los ladridos de los perros de caza. Podría recorrer cada palmo con los ojos cerrados, ese era su hogar.

- ¿Quién es mi padre? -. Su madre miró sus ojos verdes, la pequeña verruga de su mejilla cercana a sus labios. - Eres hija del viento, por eso te saluda cada vez que nos acercamos al acantilado. 
 Descubrir la verdad fue doloroso. Un hombre del pueblo, rechazado por Martina una y otra vez, se cansó de recibir agravios y tomó por la fuerza aquello que se le negaba. Después acusó a Martina de brujería. Pasó un mes encerrada hasta que le arrancaron la confesión a golpes. 

Moira apretaba el paso llevada por la furia. Sentía un profundo odio por los hombres, por un mundo que pisoteaba lo que no comprendía.
Hacía tiempo que había dejado atrás el camino, avanzaba entre los árboles buscando con la mirada.
Ahí estaba. Sus ramas, retorcidas y combadas, por los años y el peso llegaban casi hasta el suelo. Sus raíces entretejidas en el suelo le ofrecían asiento. En un hueco del tronco se veía marcada una espiral. Moira conocía esos símbolos, los había visto grabados en algunas rocas y había aprendido de su madre el significado. Allí se sentía en paz.
Escuchó una rama quebrarse muy cerca. Notaba una presencia en el bosque, una sensación que no le era desconocida pero que hacía tiempo que no sentía. Cerró los ojos.

La despertaron las voces de dos hombres y la luz de un candil que se movía en la oscuridad. Se acercaban cada vez más en esa dirección. Moira se levantó decidida a huir.
Estaban ya demasiado cerca, la habían visto.

-¡Alto! ¡Quién va!

Cortaron el paso a Moira. Ésta dirigió su brazo hacia su cintura por debajo de su capa, alcanzando su puñal.

- Mira quién tenemos aquí.  Adela, la hija de Martina.
- Andará en tratos con el diablo, ¿no te lo dije yo? Estas putas son todas iguales.
- Anduvimos todo el día en busca de esa maldita loba y nada. ¿Por qué no nos das una alegría? 

Moira agarraba con más fuerza aún el puñal decidiendo el momento de sacarlo. Sabía muy bien cómo usarlo, pero no tenía muchas posibilidades contra dos hombres armados con escopetas.

Ninguno se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde. Una descomunal loba se abalanzó sobre uno de ellos y le desgarró la garganta. Moría con los ojos desencajados, sintiendo el olor de su propia sangre.
La loba tenía la mirada fija en el que quedaba en pie. Sentía el peso de la escopeta colgada sobre el hombro pero el miedo lo tenía paralizado. De los colmillos del animal goteaba la sangre de su compañero.
Al fin logró correr monte abajo dejando caer la escopeta, gritando aterrado, bajo la atenta mirada del animal, que permaneció inmóvil.

Moira se agachó a su lado y la acarició suavemente  manchándose de sangre.

- Mi amada Morgana, temía que te hubiesen dado caza.-Se puso en pie de nuevo llevando su mano ensangrentada a la boca, sintiendo su sabor metálico en la lengua.
 - Si  cuenta lo ocurrido, madre y yo estaremos en grave peligro.- Hizo un leve ademán con su cabeza.- ¡Ve!
La loba salió tras su presa. Poco tiempo después los gritos cesaron y se impuso de nuevo el silencio en el bosque.

-No es buena idea criar un lobo.
-Su madre ha muerto, no sobrevivirá. Nunca lo sabrá nadie madre, deja que me la quede. La llamaré Morgana y siempre estaremos juntas-. Cómo negarle algo a esa niña de enormes ojos verdes…a la hija del viento.

Obra regustrada con licencia Creative Commons. Código de registro: 1611089781750


 Moira. De Yolanda Fuertes para el concurso #historiasdemiedo de Zenda Libros.

Publicado en No todo son noches sin dormir el 27 de Octubre de 2017.





Sobre mí...

Soy Gata de biblioteca y ser humano en construcción, desde 1975. Casada con mi mejor amigo, soy afortunada en amores.

Comencé mi andadura por el carril reglamentario. Cometí mil errores en dos idiomas, hasta carrera hice, pero no gané. Del ombligo me crecieron tres soles que siguen en expansión. Pero en algún momento me envenené de sueños, salí del camino recto, y machete en mano ando desbrozando atajos. Nunca es tarde para volver a la niñez.




Crecí entre libros. Nunca me libré de ese veneno, jamás lo intenté. Formaron parte del paisaje de mi niñez como una extensión del cuerpo de mis padres, como parte tangible, corpórea y logística de mi hogar. La “mesa” que soportaba la cadena de música (el siglo pasado se necesitaba una mesa entera para tal columna sónica y jónica…) se componía de una enorme caja de cartón a rebosar de libros que no pasaron el “casting” para presidir la biblioteca. Biblioteca que tiene a su vez doble fondo, donde se esconden aquellos que huyen de la luz del día. Las estanterías de mi habitación rebosaban libros que servían, entre otras cosas, para sujetar la sábana con la que me hacía tiendas de campaña. Los periódicos que mi padre leía, en papel nada menos mis queridos nativos digitales, me proporcionaron horas y horas de manualidades de todo tipo años antes de la aparición de youtube, ahí… a golpe de imaginación. Había libros en las mesitas de noche y la mesa del salón, sobre ella y dentro de ella, que originalmente era también de cartón, pero cubierta por un precioso mantel, no se crean…¡Y es que dan tanta estabilidad los libros! amueblando no sólo cabezas, si no cualquier rincón del hogar. En una ocasión mi padre, por entonces un tierno e imberbe treintañero, usó una pila de libros y una olla de la cocina para improvisar una sonora alarma antirrobo, uniendo el estrambótico conjunto a la puerta de la terraza.

 

Anidan pues en mi cabeza todo tipo de pájaros que tarde o temprano habían de rebasar la frontera y dar el salto al papel, si... bueno…la pantalla también es válida, aunque carente del misticismo del primero.



Un profesor de literatura, en tiempos en los que las humanidades aún no habían sufrido los recortes, me dijo en una ocasión: dedíquese usted a escribir Fuertes, dedíquese usted a escribir. Y aquí estoy, cumpliendo mi destino, que cuando a una le hablan de usted a los 15 tiernos años, el mensaje cala, vaya si cala.
No es el primer blog donde doy rienda suelta a mis desvaríos. Soy autora de No todo son noches sin dormir con una temática muy distinta, que ha ido evolucionando conmigo los últimos años. Sentía sin embargo la necesidad de reservarme un espacio para mis lecturas, escrituras y literaturas.
Así pues, con una legión de amigos y familiares que me doran la píldora alabando mi pluma y un gato que ronronea a mi lado adormecido por el susurro de las teclas, considero que cuento con todo lo necesario para iniciar mi andadura como escritora. Me falta quizá una vida díscola entregada a los placeres y el alcohol por las calles de París, pero se hará lo que se pueda por compensarlo.
Espero que les guste, si hay alguien leyendo al otro lado, y se suscriban si les place, tanto a través del correo eleltrónico, como en la página del blog en Facebook.

Yolanda Fuertes.